- "He tenido una pesadilla" - me dijo Blaky.
- ¿Qué has soñado peludo?.
- Que un día tenías mucha hambre y me comías.
- Yo nunca te haría eso, soy vegetariana, ya lo sabes.
- Pero un día quizá te canses de comer hierba, bonita, y prefieras comer carne de primera calidad.
- Si yo tuviera que comer carne no te comería a ti Blaky, eres puro veneno.
- ¿Por qué dices eso?,-contestó indignado.
- Porque desde que ya no tienes que esconderte de las alimañas ya no te mueves, te has engordado 5 kilos por lo menos , eres una bomba calórica. Además, sé que padeces de colon irritable. No entiendo cómo las conejitas se acercan a ti, dejas un hedor insoportable a tu alrededor...
- Je, je, les echo la culpa a los demonios de Tasmania, y ¡se lo creen!.
- Además de psicópata, mentiroso...
- No me comerás nunca, ¿verdad?
- Ven aquí, conejo mal oliente...
Le tomé por el pescuezo y le apoyé en mi regazo. De repente Blaky comenzó a gimotear.
- Blaky, ¿qué te ocurre?
- Nada, que me estás presionando el colon.
Le tuve en brazos hasta que una explosión de gases fétidos me hizo arrojarlo a la hierba. Se marchó corriendo mientras soltaba carcajadas...
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