29.4.07

Mi vida por un chicle de menta


Llueve. Último autobús. Tras un cuarto de hora suspira aliviado al ver que llega. Los últimos autobuses van casi vacíos. En otra parada suben tres chicas cargadas con unas bolsas del Mercadona. El contenido de las bolsas se adivinaba por el ruido de las botellas al chocar. "Pensarán que somos unas borrachas" comenta una de ellas. De las tres sólo destaca una de ellas: rubia de bote, explosiva, llevando la voz cantante.
La Rubia: Pues ayer me lié con uno
Las damas de compañía: Cuenta, cuenta, ¿cómo era?
La Rubia:1'80, rubio (creo, porque llevaba un quilo de gomina y parecía moreno) y los ojos creo que marrones...
Las damas de compañía: ¿Y qué tal? ¿y qué tal?
La Rubia: Pues hemos comido juntos- deja entrever que han fornicado hasta las dos de la tarde
Las damas de compañía, con las que los chicos hablan primero para llegar a La Rubia comienzan a reír con una risa nerviosa...
La Rubia: lo que no entiendo cómo tuvo los huevos de liarse conmigo
Las damas de compañía: ¿Y eso?-(¡Oh! sorpresa)
La Rubia: porque estaba hablando con él y de repente me entraron ganas de potar, me fui y poté y luego el tío me cogió y se enrolló conmigo. ¡Yo no lo hubiera hecho!
Las damas de compañía no dan réplica al comentario, están verdes de la envidia pensando que hasta con aliento postvómito la desean...
Llega su parada. Desciende del autobús como si se tratara del Padre Karras arrojándose por la ventana y La Rubia se le queda mirando a través del cristal. Igualita que Regan.

2 comentarios:

Bowie dijo...

he viso cosas así. pasan cosas así. lo normal es un mal invento.

va el abrazo

Pareidolia dijo...

Los autobuses dan para mucho comentar, pero es mejor llevar el canal auditivo ocupado con alguna de tus canciones (Lady Grinning Soul, por ejemplo)
Saludos