1.11.10

Cimientos de Amapolas

En mi casa siempre se llamó a este día "Día de Todos los Muertos". Como en muchas casas, en la mia también íbamos a visitar las tumbas propias y, por qué no decirlo, las ajenas.

Hoy, Día de Todos los Muertos, he venido a visitar mi blog, porque actualmente es como un cementerio lleno de tumbas. He venido a ponerle agua a los tarros de mermelada y de espárragos vacíos que hacen la función de jarrones, tan verdes por el moho que deja la evaporación y la anterior presencia de naturaleza ahora marchita.

No me gustan las rosas, ni los claveles, ni las flores exóticas...Siempre me gustaron las flores silvestres que de pequeña recogía de los descampados de mi barrio, espacios abiertos que ahora son edificios, edificios en los que habitan personas, en los que habitan pequeños relatos metidos en otros relatos más grandes, como una matrioska.

Ya no hay flores silvestres en ese descampado, pero qué más da, siempre quedan explanadas en las que los pilares de cemento no han sembrado sus raíces...