22.5.09

Ir a por lana y salir con dos mantas




7 a.m.

Me encontraba en uno de esos afters en los que todo se vende barato menos la coca, en donde deberían adjuntar con la entrada un roll-on de desodorante (sí, roll-on, que el de spray es poco ecológico) dada la pesadez del ambiente enturbiada por el sudor y la falta de oxígeno. Mis amigos comienzan a apuntar con la mirada hacia dónde van a disparar sus farfulleos ebrios, van eligiendo víctima, la víctima les elige. Es la hora en la que sólo quedan aquellos que han sido rechazados, así que no hay que esforzarse demasiado, dejando paso al lenguaje no verbal, porque no pueden hablar, balbucean los que van de alcohol, verborrean los que van de speed. Un ying y un yang de armonía defecuosa.

Uno de mis amigos "roll-on" (vamos, que no me abandona por un tío a la primera de cambio, pero sí al paso de las horas, como el desodorante) me ofreció una esquina de ácido. Me quedé mirando primero a él y luego al cuarto que llevaba entre los dedos. Y al cuarto de baño lo mandé a comerse su esquina ,la del ácido o la de la puerta, a gusto del consumidor. Dicho y hecho. Antes de irse escaleras abajo me señala a un tipo que iba por delante, tipo que sería su escudo humano al final de la escalera y al que a modo de agradecimiento le haría una torpe mamada, a juzgar por la cara de fastidio del tipo al volver a la barra, exactamente al interior de la misma. Hay que tener cuidado con lo que se desea...

Gracias al acto de sacrificio de mi ácido amigo no pagamos ni una copa mientras estuvimos allí. Sacrificio que no le supuso a él tanto como a mí el oír cómo me relataba desde el salvamento, pasando por el tamaño del miembro viril del cocktelero, hasta culminar la felación fatal. Todo ello sin dejar de mirar el vaivén del trasero de su salvador poniendo las copas y contoneando las caderas a ritmo de Fangoria ("No, no sé qué me das, que me hace volar..."). En aquellos momentos deseé que mejor que se hubiera descalabrado la cabeza o haber padecido una sordera temporal antes que tener que soportar semejante episodio de Queer as Folk.

Ya sólo calentaba el vodka en la mano y de vez en cuando le pedía un hielo más al camarero, unas veces para metérselo en la boca a mi amigo a modo de bozal para que parase de gritarle alguna lindeza digna de obrero de zanja al susodicho, otras para refrigerarme la nuca. Finalmente desisto en seguir castigando mi hígado, enfoco con mi cañón mental a mi amigo ofreciéndole el hielo-bozal al camarero en la boca, éste le libera de mi castigo. Barato te vendes, chacal. Veo el momento adecuado para irme, no sin antes quedarme embobada observando una escena que me llama la atención.En uno de los sillones que tapizaban la pared habia una tía borracha como una cuba, dormida encima del hombro de un tipo. El tipo miraba nervioso a todos los lados mientras una de sus manos se hacía sitio en el interior del escote de la chica y la otra la empezaba a introducir por debajo de su falda . El don de la oportunidad que ciertos personajes esperan, les suelen brindar momentos que se pueden encontrar en el código penal, pero que en un after entra dentro de lo cotidiano. Ella, caperucita ebria, ni se enteraba, estaba demasiado borracha como para no notar nada, ni siquiera las zarpas del lobo que la estaban arañando . La situación no dejaba lugar a dudas, pero antes de cometer un error me decidí a acercarme para ver la reacción del sátiro cuando me senté al lado de ella. Él se levantó como si hubiera oído un pistoletazo de salida y se fue cual velocista hacia la puerta principal. Momento que aproveché para despertarla, zarandeándola suavemente, para no sobresaltarla y me preguntó con voz ronca que dónde estaban sus amigas. Miré alrededor e hice un gesto de desconocimiento. Era evidente que la habían abandonado a su suerte. Estaba con dos chicas, según le entendí. Le contesté que ahí sólo estaba su novio. "¿Qué novio?", contesta. "¿Tu amigo?", rectifiqué yo. "No, sólo voy con chicas, ¿entiendes?", dijo ella mirándome con cara de "¿es que no sabes dónde estás?". Me sentí estúpida, ya que ni me acordaba de en dónde me encontraba, era un after de ambiente. En aquel momento dudé si confesarle que había tenido a un tipo haciéndole una exploración y no era ginecólogo precisamente, por temor a provocarle una crisis de ansiedad o naúseas como mínimo . Comenzó a escarbar en su bolso con intención de llamar con el móvil a alguna de sus desalmadas amistades, cuando de pronto se queda como en éxtasis y exclama: "¡me han robado el móvil!", a lo que añade seguidamente, rebuscando más a fondo: "¡y la cartera!".

Además de sátiro, amante de lo ajeno, o viceversa, qué importa cuando el orden de los factores no altera el producto, hay que joderse...

Mientras, mi amigo volvía a dejarse caer por las escaleras del baño, pero esta vez, no hubo nadie que le esperara al final de la escalera...

Comisaría de Policía o sala de espera de urgencias, he ahí la cuestión...

11 comentarios:

María dijo...

Te he visto en casa de Hortega Palomares, donde cada día hago mi primera parada, desde que he llegado a este vuestro mundo virtual, hace nada.
Me gustó tu coment y vine a curiosear. Me encanta lo que he encontrado y además coincidimos en gustos musicales.
Volveré si es que no olvido el camino.
Un abrazo.

Caos dijo...

Cuando la noche amanece hay que tener cien mil ojos para no perder el equilibrio.
Un beso

María dijo...

Gracias por el plano...y gracias por tu visita, ahora ya se donde encontrarte.
¡nos vemos!

alex - miespejo y yo dijo...

Vaya historias... ¿puedo reirme..?

3'14 dijo...

Lamentablemente se ha de tener mucho cuidado en no perder el control. Situaciones como la que describes de la chica semiinconciente, desgraciadamente, ocurren con mayor frecuencia de las que podemos llegar a pensar. Me has hecho pensar en una peli que se llama Joves (Jóvenes).

Pero ante la disyuntiva lo tengo claro: Hay que saber priorizar, en caso de necesitar asistencia hospitalaria, es de cajón que primero hay que acompañar al amigo, eso no excluye decir a la chica que, si quiere, os puede acompañar, por el camino y ofreciéndole tu móvil puede llamar a su compañía para dar aviso del robo y así bloquear el suyo para evitar un posible gasto en su cuenta. Después ir a comisaría a efectuar la denuncia y a continuación, no queda otra que desayunar :D

Por cierto, he estado en locales de ambiente y no es tan evidente que todos los asistentes busquen personas de su mismo sexo. Hay quien incluso ni busca, je. Pero lo que está claro es que cerdos los hay por todas partes, una pena :(

Besos!

huelladeperro dijo...

Eso te pasa por salir de noche, de afters, de ambiente, etc...
Bueno, más bien es lo que les pasa a ellos, auque si tú estás en la disyuntiva...

Yo prefiero de todas todas la sala de urgencias. hay más ambiente, es menos aburrido y el porcentaje de hijoputas desalmados es menor.

¿y por que no ir a tu casa tranquilamente a escribir la historia y dejarlos a su suerte? total, ya sabían a lo que iban...

Historias de la puta farlopa, que dice mi amiga Monique...

Un abrazo, amiga, y besos de esquimal con mucha nieve

(o tiza de la pared)

Mr.Celofan dijo...

Gran post.

Me encantan las histórias con nocturnidad, premeditación, y alevosía.

María dijo...

¡Hola!
Sólo venía a decirte, que te he enlazado, espero tus nuvas entradas.
Un beso

Canichu, el espía del bar dijo...

hay crepúsculos inquietantes, demasiado, lugares que mejor no pisar, ¿para qué? ¿para pasarlo mal?

Un saludo.

Pareidolia dijo...

María:
Gracias por el enlace y sí, tenemos los mismos gustos musicales. Besicos

Caos: Cuando se acaba la noche lo mejor para perder el equilibrio es tener una cama cerca...Besicos

Álex: claro, hombre, a mandíbula batiente (yo no, que no puedo). Mejor reír que llorar, siempre...Besos

3'14: Pues sí, filla meva, gente del inframundo siempre existe. Por supuesto los amigos primero, las desconocidas luego, pero la diferencia estriba en que una no se lo buscó y el otro lo estaba pidiendo a gritos. El café con churros no lo perdono después de las 8 a.m, que se pare el mundo, que no es que me baje, es que me tienen que despegar con disolvente de la cafetería...Petonets

Huella de Perro: Hombre, dicen que bajo los efectos de las drogas como que hay una amplitud de conciencia de la hostia, pero con unos cuantos vodkas encima más que escribir puedes garabatear lo que aconteció esa noche. Historias de la puta farlopa, del puto ácido, del puto poper, de la puta Keta...Besos lisérgicos

Mr Celofán:
Nocturnidad sí, premeditación no, alevosía tampoco, si no hay premeditación tampoco hay alevosía. Mi combinación es nocturnidad y ensañamiento. Besicos

Canichu:
Más que el lugar es quién lo compone, hay noches en las que aquello se convierte en una jungla y otras en las que parece una reunión de tupper-sex. Para saber lo que uno no desea a veces hay que experimentarlo, por desgracia o por fortuna. Besicos

Anónimo dijo...

Me ha gustado tu blog ;) Esta entrada especialmente, al menos de lo que he leído por ahora.

Madre mía, que manía tiene la gente en dejarse la salud y el orgullo en esos sitios. Lo de la chica, pues mira, el espabilao ese le hizo un favor, aunque flaco. Así aprenderá.

Pero lo de tu amigo da mas miedo...eh? El otro dia a un conocido mío le diagnosticaron el VIH por irse acompañado al final de la escalera.

No sé cómo andará la cosa porque yo soy una benedectina de clausura alejada del mundo, pero no me imagino una felación con condón...

En fin, todos tenemos tarde o temprano un oscuro pasado.

Encantada de leerte.