Paseaba por una ciudad que no era la suya, hecho que le satisfacía sobremanera, sólo por sentirse anónima entre la gente, que nadie ni nada la pudiera detener, mas que aquello que captara su atención. Lo único que le llamó la atención fue su propio reflejo, que le preguntaba al otro lado "¿y tú qué miras?".Fue la única persona que la observaba, la única que podía avergonzarle hasta el punto de hacerle bajar la mirada.
No hay más enemigo que uno mismo...
5 comentarios:
Y encima el peor, porque conoce todas nuestras debilidades.
PD: Cuanto tiempo!
y tú que lo digas...cuanta razón
Beshitos wapetonaa
sí, y la cosa es qeu uno mismo a veces se muerde.
...aquel mismo día me mudé al corazón de un membrillo, donde las semillas son escasas y casi mudas...
(Según Khalil Gibran)
O... no mires los escaparates mientras paseas por la ciudad...
Según El Perro
(yo solo huelo farolas)
Je t'embrasse aussi
Chico gris: sí, cuánto tiempo...Te doy toda la razón, es el peor, por eso mejor tenerlo de tu lado.Un beso
Chulima:a veces creo que las pulgas son peor que uno mismo, espero que les hayas ganado la batalla, de lo contrario sé tú más pulga q ellas. Besicos
Canichu:lo de que se muerde me ha recordado a la conducta muricida de los ratones, buena apreciación. Besos
Huella de Perro:creo que a partir de ahora me van a gustar más los membrillos. Sí, los escaparates hay que evitarlos, pero es que hay tantos...J'ai gardé quelques os pour ton chien. Je t'embrasse
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